-Ringu (Hideo Nakata, 1998)
La película madre de la movida del nuevo cine de terror oriental. Una espeluznante cinta de video casero carga con la maldición de traer la muerte a corto plazo a todo aquel que se atreva a verla. La escena final en que hace aparición el espíritu Sadako es de antología.
-Audition (Takashi Miike, 1999)
Las mejores películas de Miike son aquellas en que se toma en serio a sí mismo. Cuesta encasillar esta película en el género, y más aún dentro de este cine de terror oriental, pero sí es cierto que tiene sus momentos por de más inquietantes.
-Kairo (Kiyoshi Kurosawa, 2001)
Un extraño portal de internet promete contactar a los usuarios con gente muerta. Kurosawa tiene la originalidad de mostrar a los vivos como verdaderos “muertos en vida”, individuos alienados, depresivos e insatisfechos. El mundo de los muertos bien podría ser el nuestro.
-Dark Water (Hideo Nakata, 2002)
Nakata en su mejor film hasta la fecha. Una correctora divorciada en plena disputa por la tenencia de su hija comienza a atestiguar extrañas apariciones, luego de mudarse a un apartamento que va siendo gradualmente invadido por la humedad.
-Ju-on: The grudge (Takashi Shimizu, 2003)
La más representativa del género en esta lista. La premisa argumental es sencilla pero el entramado es complicado y difícil de seguir. Lo que verdaderamente importa es que los sobresaltos son efectivos al 100% y se repiten sin descanso, por lo que se vuelve una película sólo apta para los más valientes.
La más representativa del género en esta lista. La premisa argumental es sencilla pero el entramado es complicado y difícil de seguir. Lo que verdaderamente importa es que los sobresaltos son efectivos al 100% y se repiten sin descanso, por lo que se vuelve una película sólo apta para los más valientes.
-Llamada perdida (Takashi Miike, 2003)
Una serie de jóvenes empieza a recibir llamadas del futuro, con sus propias voces en el momento de su muerte. A Miike le va mucho mejor cuando crea atmósferas atroces que a la hora de generar sobresaltos, y tiene el plus de filmar desenlaces que desconciertan hasta al más curtido.
-A tale of two sisters (Kim Ji-woon, 2003)
Tras salir de una institución de rehabilitación mental, las dos hermanas del título vuelven a su casa con su padre y su cruel madrastra. Para la mirada occidental puede ser una obra poco aprensible, abundante en cabos sueltos y situaciones enigmáticas. Hasta hoy, se trata de la mejor película de terror del deslumbrante cine surcoreano.
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